jueves, 19 de diciembre de 2013

Simulacro de guerra

Este mundo, chiquito y desgastado como está, sigue siendo nuestro mundo. Pero "nuestro" quiere decir "de todos los que lo habitamos". Luchamos por abolir las tiranías de los hombres sobre los hombres, pero no dejamos de tiranizar a nuestros hermanos, los animales, creados por el mismo Dios -para los que creen- o por la misma naturaleza -para los que no. 
Nos dicen que nuestra especie "evolucionó" porque dejó de lado la "animalidad", pero eso es mentira. No existirá una evolución real hasta que podamos hacer lo que queramos sin afectar a las demás especies. 
Y la verdad es que nunca tuvimos eso como prioridad. Los esclavizamos, los matamos por placer, los torturamos sólo por divertirnos, los condenamos a vivir dentro de las normas y rutinas humanas en las grandes ciudades, los humillamos enseñándoles a actuar como hombres, cuando su naturaleza es libre con una libertad de la que nosotros ya ni siquiera tenemos memoria. Son nuestra compañía, ahora que nuestra avaricia y nuestra sed de dominio nos dejaron solos. Son nuestros buscadores de bombas ahora que sembramos de minas terrestres el mundo. Son nuestros probadores de medicinas, ahora que enfermamos el mundo. Son nuestros payasos tristes encerrados tras las rejas de los zoológicos. 
Y entre tantas otras cosas, también serán nuestros bufones cuando juguemos a la guerra haciendo explotar bombas de mentira para celebrar que se termina un año y empieza otro. La ciudad, vista desde lejos, parecerá estar bajo un ataque aéreo, y los perros correrán desesperados sin encontrar un lugar donde estar a salvo de esa aplastante artillería. Otros, permanercerán anestesiados, como muertos, en algún rincón, confundidos, angustiados, pero inmóviles, drogados y tristes para que los de la especie dominante jueguen a ser felices. La ciudad, vista y oída desde la distancia, no será muy diferente de la imagen de los bombardeos que tantas veces condenamos, sólo que por alguna extraña razón inexplicable -salvo que le preguntemos a los que ganan fortunas con este espectáculo- ahora esa imagen nos parecerá maravillosa, divertida, festiva. 
Al día siguiente, mientras la gente duerme y los vendedores de bombas de juguete cuentan la plata que ganaron, nuestros perros, andarán perdidos, confundidos, sin rumbo. Sí: como andaban algunos de los sobrevivientes del atentado a la AMIA, muchas horas despues de la detonación, shockeados, sin saber ni sus nombres ni las direcciones de sus casas. Como andaban los sobrevivientes del atentado a las torres gemelas, sin entender, mirando a la nada, buscados por familiares de los que ellos no podían recordar más que una maraña desordenada de imágenes quebradas por el estallido de una explosión colosal. Como andan los sobrevivientes de todos los actos que, de tan violentos, superan  la capacidad de entenderlos. Entonces la mente se bloquea, porque no puede procesar una crueldad de tal magnitud. Andarán en cuatro patas y no en dos, pero igual de desconcertados, caminando por cualquier lugar, perdidos. 
Mientras tanto, nosotros celebraremos un año más. 
Un año más... contando, no desde que se creó el mundo... No desde que el primer hombre amó ni desde que la primera mujer fue amada... 
No: Celebraremos un año más de nuestra cultura cristiana en la que -supuestamente- amar al prójimo es lo más importante después de amar a Dios. Claro que ese prójimo tiene que caminar en dos patas, saber hablar y -por qué no- disfrutar con un simulacro de guerra estallando a su alrededor...

MÁS DE "MIRÁ CÓMO SOMOS"

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con lo publicado, Nosotros como ciudadanos no tenemos en cuenta en el daño que produce tanto a humanos como animales.
    Razón por la cual, con la simple implementación de una ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante, que prohíba la venta de pirotecnia de estruendos, que ya está en vigencia en otros municipios aledaños, el problema estaría erradicado. Falta coraje para implementar algunas leyes que nos puedan beneficiar y nos protejan como ciudadanos.

    Vanesa D`Onofrio Monla

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